Del 3 al 13 de mayo, Cineteca Madrid y otras sedes acogen al festival más importante de cine documental de la capital en su XV aniversario
El documental toma fuerza: los ven muchos, se desmitifica la idea de que es para unos pocos, y nos llega a todos. Y no solo por la avalancha de contenido que puso sobre la mesa el gigante Netflix, sino por iniciativas que visibilizan la mirada estética sobre el discurso ético, las que defienden el documental como manifestación artística y nos permiten verlo con más facilidad. En este caso, el Festival DocumentaMadrid, impulsado por el ayuntamiento de la capital, celebra 15 años haciéndolo.
Ya el año pasado cerca de 13.000 espectadores disfrutaron de 74 largometrajes de 31 países distintos. En esta edición, más de 1.500 películas -860 largometrajes y 690 cortometrajes- se han presentado para resultar en una selección de alrededor de 50 películas de larga y corta duración, que compiten por los más de 50.000€ en premios en sus secciones Internacional, Nacional y FUGA –sección que nació el año pasado y que presenta películas en el limbo entre la ficción y el realismo-.
Pasan por la selección de DocumentaMadrid películas que han arrasado en otros festivales, como Ainhoa, yo no soy esa, de Carolina Astudillo, que ganó la Bizngada de Plata en el Festival de Málga el pasado marzo, o Of Fathers and Sons, de Talal Derki, la película sobre el conflicto sirio que se alzó con el Gran Premio de Jurado en el último Festival de Sundance. También se podrán ver las joyas que realizaron Laila Pakalnina y Ross Mcelwee, programados ambos para sendas retrospectivas obligadas de ver. O el retrato íntimo y sensorial que realizó Ana Serret del alzéhimer de su padre en El señor liberto y los pequeños placeres.
Cineteca Madrid es quien acoge al festival, junto con otras sedes como Institut Français, Casa de América, Filmoteca Española o la novedad de la Sal Equis por primera vez. Otra novedad de este año es el I Foro Profesional de Cine Documental, Corte Final, iniciativa de apoyo para para los cineastas españoles o de coproducción española.
Sin querer ser un festival de denuncia, abundan las películas de contenido político. Porque sí pretenden ser un espejo de lo que está ocurriendo. Porque la aproximación estética lleva irrevocablemente a la mirada ética. Porque un documental y un reportaje no son lo mismo.