Álex de la Iglesia lo ha vuelto hacer: remover y provocar al espectador con su nueva película. Y es que el que fuera miembro del jurado de JamesonNotodofilmfest ha vuelto a retratar en su historia a una serie de personajes comunes, con vidas como las de cualquier ciudadano medio, con sus manías, con sus miedos, con sus alegrías y con sus penas… y los ha llevado al extremo. Además ha querido encerrarlos a todos en un sitio en el que cualquiera de nosotros podríamos coincidir en algún momento de nuestras vidas a pesar de no tener que ver nada con la persona que tenemos al lado, así que eso… los ha unido en un bar.
Una mañana cualquiera, en un bar cualquiera del centro de Madrid, de esos de toda la vida, con su barra de aluminio, sus cafés con porras, los carajillos, los parroquianos, una máquina tragaperras… y la clásica dueña con mala leche (interpretada maravillosamente por Terele Pávez). Todos actúan como cualquier otro día, pero esta vez no todo es como cualquier otro día, un extraño cliente del que nadie se percata entra al recinto para usar el baño a pesar de no haber consumido nada, sin hacer caso al mítico cartel de “Uso exclusivo para clientes”.
Y como decíamos al principio, Álex de la Iglesia lo ha vuelto a hacer: No deja indiferente a nadie en el patio de butacas. Y sólo cómo él sabe hacerlo lleva al extremo a sus personajes y explosiona con un final tan apoteósico como a los que nos tiene acostumbrados con películas como El Día de la Bestia, La Comunidad, Balada Triste de Trompeta… El resultado es una maravillosa tragicomedia costumbrista que participa en la Berlinale, fuera de concurso, pero que va a poder ser disfrutada por el público asistente en un primer nivel del cine internacional.
Otra cosa es que el público de Berlín (tal vez más acostumbrado a bares más nórdicos, de líneas puras y decoración minimalista, con menús saludables y camareros jóvenes) sepa apreciar el ambiente y el carácter que rezuma la película. Pero seguramente sí puedan hacerlo, porque si hay algo que consigue el cine de Álex de la Iglesia es expresarse con claridad y facilidad, y transmite al espectador esas particularidades tan nuestras, que son el día a día de cualquier bar del centro de cualquier ciudad. Esperemos que obtenga el reconocimiento que se merece en este festival que comienza hoy y que termina el 19 de febrero.