“Sé agua, pero del revés” parte de una idea simple y fascinante: en el hemisferio sur, el agua gira en dirección contraria. Ese pequeño fenómeno físico —aparentemente banal— se convierte aquí en metáfora del cambio, la contradicción y la dificultad de fluir cuando todo lo que te rodea parece girar al revés.

El corto combina imágenes cotidianas (grifos, inodoros, botellas, desagües) con una voz en off inspirada en la célebre frase de Bruce Lee: “Be water, my friend.”
Pero en lugar de repetir el mensaje de armonía y adaptación, lo cuestiona. ¿Qué ocurre cuando incluso el agua deja de obedecer? ¿Qué pasa cuando “fluir” ya no basta?

Sin actores ni artificio, el cortometraje propone un ejercicio de observación: mirar lo ordinario con otros ojos. El agua, que siempre simboliza calma y pureza, aquí se convierte en espejo de un mundo que sigue girando, sí… pero al revés.

A través del sonido natural del agua, la luz reflejada y un montaje minimalista, “Sé agua, pero del revés” invita al espectador a detenerse, escuchar y preguntarse si adaptarse a todo —como el agua— es siempre la mejor forma de seguir siendo uno mismo.